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Declaración | La Internacional de la Educación hace un llamamiento a la educación universal sobre el cambio climático

Education and Solidarity Network
18 noviembre 2020

La educación es una poderosa herramienta para contribuir a evitar una catástrofe climática. Se calcula que la educación básica universal de calidad para todos permitirá reducir las emisiones en 51,48 gigatoneladas de aquí a 2050. La educación de las niñas es una de las diez intervenciones más eficaces para mitigar el cambio climático.[1] Sin embargo, a la hora de invertir en soluciones para luchar contra el cambio climático, la educación se suele dejar de lado. Además, en muchos sistemas educativos no se instruye a los alumnos y las alumnas sobre las causas, repercusiones y soluciones en relación con la emergencia climática.

Leer la declaración en el sitio web de la Internacional de la Educación

De no ser por la pandemia de la COVID-19, los líderes de todo el mundo se encontrarían reunidos en estos momentos en Glasgow, asistiendo a los últimos días de la Conferencia de las Partes de la CMNUCC (COP26). Las reuniones para la supervisión del Acuerdo de París han tenido que posponerse hasta 2021, pero no por ello deben suspenderse las iniciativas para afrontar la crisis climática. La adopción de medidas urge ahora más que nunca.

Hemos presenciado durante demasiado tiempo el devastador impacto del calentamiento global provocado por el ser humano. Desde el año 2000, las Naciones Unidas han registrado más de 7.000 fenómenos meteorológicos extremos, y el órgano de la ONU encargado de evaluar la ciencia del cambio climático –el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)– nos ha informado de que solo nos queda una década para evitar las catastróficas consecuencias de un aumento de 1,5ºC de la temperatura global. Si fracasamos, presenciaremos muchos más incendios forestales, inundaciones, sequías y tormentas que provocarán sufrimiento, muertes, migraciones masivas y protestas, sobre todo en las zonas más pobres del planeta y en las comunidades más vulnerables.  

La educación es una poderosa herramienta para contribuir a evitar una catástrofe climática. Se calcula que la educación básica universal de calidad para todos permitirá reducir las emisiones en 51,48 gigatoneladas de aquí a 2050. La educación de las niñas es una de las diez intervenciones más eficaces para mitigar el cambio climático.[1] Sin embargo, a la hora de invertir en soluciones para luchar contra el cambio climático, la educación se suele dejar de lado. Además, en muchos sistemas educativos no se instruye a los alumnos y las alumnas sobre las causas, repercusiones y soluciones en relación con la emergencia climática.

La Internacional de la Educación hace un llamamiento a que se garantice la educación sobre el cambio climático para todos los alumnos y alumnas, desde la enseñanza preescolar hasta la educación de adultos. La educación sobre el cambio climático debe reconocerse como parte integral de una educación de calidad, dotando al alumnado de los conocimientos, las competencias y las actitudes para adoptar medidas sobre el clima. Los gobiernos deben financiar la implementación de una educación de calidad sobre el cambio climático en sus correspondientes países, garantizando su prioridad en los programas de estudios y que el profesorado disponga del tiempo, los recursos, la formación y el apoyo necesarios.

La importancia de la educación sobre el cambio climático está reconocida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (metas 4.7, 12.8 y 13.3) y en el Acuerdo de París (artículo 6), pero los avances en la aplicación de estos compromisos han sido lentos. En 2016, solo una tercera parte de los programas de estudios nacionales hacían referencia al cambio climático. Datos más recientes muestran que la educación sobre el cambio climático se incluye a veces en los programas de estudios, pero no en las políticas o en la formación docente o en las evaluaciones del aprendizaje, o viceversa.[2]   

Como representantes de la profesión docente y como federación sindical mundial, debemos poner de nuestra parte para evitar una catástrofe climática. Ya sea presionando a nuestros gobiernos, compartiendo recursos educativos sobre el cambio climático, haciendo que nuestros lugares de trabajo sean más ecológicos o denunciando el negacionismo del cambio climático, nuestro activismo es sumamente necesario. No hay tiempo que perder.

 

[1] Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020 (Informe GEM).

[2] Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020 (Informe GEM).

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